¿Quieres preparar una maravillosa tabla con los quesos de tu cesta de navidad pero no sabes cómo cortalos y dónde colocarlos?
Para evitar desperdicios innecesarios y hacer más apetecible cada trozo, es interesante usar una técnica adecuada para cortar cada tipo. Los quesos tienen distintas formas y tamaños.
- Los quesos de pasta blanda redondos y cuadrados, así como los enmohecidos, se cortan en trozos pequeños como si fueran una tarta.
- Los quesos cilíndricos se cortan en dos mitades.
- Aquellos con forma de barra o rollo, se parten en lonchas individuales más o menos gruesas, según el gusto de los comensales.
- Si el queso tiene forma de bola, hay que cortarlo en forma de cuartos. Si se trata de un queso grande, primero se parte por la mitad, después se corta un trozo hexagonal de la mitad y a partir de éste, se hacen lonchas.
Si queremos preparar un arreglo de quesos para una fiesta o comida, hay que procurar presentarlos de manera apetecible. Intentaremos colocar porciones más o menos del mismo tamaño y distribuirlas en una tabla, ligeramente separadas unas de otras, cortaremos cada trozo de queso con un cuchillo distinto.
Si va a servirse de postre, se puede adornar la tabla con algunas frutas vistosas. Un racimo de uvas, por ejemplo, da un contraste muy efectivo y agradable de color y de sabor con el queso. Queda muy bien si se coloca la fruta a un lado, o en el centro de los quesos sobre la misma tabla. El pan y las galletas saladas hay que servirlos aparte, para evitar que salpiquen de migas el queso.
Una tabla de quesos debe ofrecer un buen surtido de ellos. Bien se sirva de forma rústica con trozos enteros de queso, o decorada con más detalle, lo más importante es la elección de los quesos. Una combinación clásica debe tener en cuenta los distintos tipos: queso de pasta dura, queso de corte, queso de pasta blanda con moho exterior, queso azul, queso fresco y con cultivos rojos. Para una tabla pequeña bastarán cuatro o cinco clases de quesos.
Es importante también tener en cuenta el orden de degustación. Se empieza por los más suaves hasta llegar a los de sabor más intenso. La regla de oro es ordenar los quesos de ligero a pesado y de suave a picante. El queso anterior no debe, en ningún caso “matar” el posterior, sino hacer posible disfrutar de un grado más de sabor.
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